La genialidad de un vendedor ambulante
April 11, 2011
Me parece gracioso como muchas veces nos enfocamos en pensar las cosas mas creativas, las promociones mas emocionantes y los letreros mas llamativos en favor de aumentar las ventas de nuestros productos y servicios a los consumidores en general. En contraste, recientemente me tope con un vendedor ambulante que me hizo ver como las ideas mas sencillas pueden lograr por igual muy buenos (y posiblemente mejores) resultados.
El pasado Miércoles, mientras grabábamos el Twisted Podcast No. 4, toca la puerta de nuestra oficina un vendedor ambulante. Inicialmente y como es de costumbre lo primero que pensamos Pedro, Edwin y yo fue: que están vendiendo ahora? pero mientras nos preparábamos para el programa decidimos abrir la puerta y escuchar.
Con gran elocuencia y a la vez mucha humildad, el señor se presentó con su nombre, sin acercarse removio su gorra como simbolo de respeto y procedio a decirnos que era un empleado de Nestle que vende sus productos en un triciclo en la calle. Nos causo curiosidad como este vendedor subio hasta una 4ta planta si es simplemente un vendedor que va en su triciclo por las avenidas de nuestra ciudad. Sin embargo, nuestra inquietud fue prontamente respondida con sus siguientes oraciones: “yo transito la zona de la Nuñez de Cáceres hasta la Winston Churchil vendiendo los productos de Nestle (cafe, malteadas, helados, etc) y he optado como una conveniencia para ustedes pasar de oficina en oficina ofreciendo y sirviendo los productos para que usted no tenga que dejar sus labores” (quizas no sean las palabras exactas pero esa es la idea).
Inmediatamente senti una sensacion placentera y de alago, no solo por la amabilidad al hablar y su presencia tan pausada, sino por la ingeniosa gentileza de perder quizas un poco mas de tiempo al ofrecer un servicio personalizado pero tener una venta mas probable. Obviamente que a largo plazo uno pensaría que el esfuerzo y tiempo que se invierte en esta practica resultaria en menor ventas, sin embargo, lo que tal vez no sea tan obvio es que la practica diaria le va a producir una clientela fija en dichas localidades y como tal le ofrecerá un parametro de referencia en favor de cuantificar los resultados de sus esfuerzos para progresivamente mejorar las cifras restantes.
Al final del día, no se trata sólo de vender un producto, se trata de establecer relaciones humanas que puedan presentar alternativas en el futuro, y esto es algo que como seres humanos, comunmente subestimamos en valor. La capacidad que tenemos de comunicarnos y establecer relaciones de cualquier tipo con otro individual amplia nuestro circulo de influencia y como consecuencia nos brinda (comercialmente) una plataforma de extremo valor.
Estoy seguro que con el tiempo, este vendedor será parte del día a día, recordaremos su nombre y acciones, y lo haremos parte de nuestro subconciente. Cuando surga la necesidad, sabremos a quien recurrir para satisfacerla, todo por la simple gentileza de brindar un servicio personalizado.
Jose R. Lopez